"Locura es hacer la misma cosa una y otra vez
esperando obtener diferentes resultados." Albert Einstein.-
Sobre
la lucha de poder en el PRD todo está dicho.
Cada quien tiene sus héroes y villanos favoritos. Lejos de establecer
las causas de la derrota y redireccionar al partido, la verdadera razón del
actual impasse no es lo que pasó el 20 de mayo de 2012, sino lo que pasará el
15 de mayo de 2016.
Los
dos millones que votaron blanco en mayo lo hicieron confiados en que teníamos
madurez y sentido común para gobernar bien la nación, jamás para vernos en una
lucha sin cuartel que ultraja la Constitución, desafía las autoridades, se mofa
de los estatutos y promueve la división de la familia perredeísta.
Quienes
actúan hoy pensando liderar en 2016 deben saber que el respeto a la
institucionalidad, el fortalecimiento de la democracia interna y la construcción
transversal de una mayoría comprometida con la prosperidad ciudadana son
condiciones imprescindibles para las futuras victorias del PRD.
¿Podemos
ir al plebiscito sin un registro de militantes confiable para todos? ¿Es serio
hablar de Convención cuando tenemos pendiente una reforma estatutaria profunda
para adecuar el partido a los nuevos tiempos? Claro que no.
Los
perredeístas debemos concertar la unidad basados en objetivos comunes a todos
los intereses grupales. A un sector toca retornar a la legalidad partidaria y aceptar
que Miguel Vargas será presidente del PRD hasta 2014, por lo menos. A Miguel
corresponde trazar las líneas maestras de la agenda institucional postergada
por tantos procesos y combates sucesivos.
Nuestras
diferencias internas sólo serán superadas si nos reencontramos en los
organismos y movilizamos a todo el partido alrededor de un amplio programa de
trabajo cimentado en la Consulta Nacional que debe desembocar en un plan estratégico
para los próximos dos años, unos nuevos estatutos y la revitalización orgánica
del PRD.
La
confección de un nuevo Padrón, una activa y constructiva labor opositora en
defensa del interés ciudadano deben ser los objetivos básicos para el año 2013.
Fortalecidos
y movilizados institucionalmente, creciendo cuantitativa y cualitativamente,
empoderados de las demandas ciudadanas, el domingo 06 de Julio de 2014 será la
mejor fecha para realizar una convención que deberá elegir o ratificar nuestros
liderazgos.
Adelantar
la convención o convocar un plebiscito, como sugieren los viejos dirigentes del
PRD, solo contribuiría a ahondar más la crisis. La
unidad basada en propósitos comunes y bajo el cobijo de la institucionalidad es
el único camino. Cualquier otra vía nos divide, quizás para siempre.
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